
Santo Domingo, R.D. – En los últimos años, la tecnología ha dejado de ser un lujo reservado para grandes empresas o países desarrollados. Hoy, en cada rincón de República Dominicana, desde una banca de lotería en un barrio popular hasta una sala de operaciones en un hospital moderno, la transformación digital está tocando la vida de las personas.
La tecnología está presente en cada paso que damos, a veces sin darnos cuenta: cuando pedimos un motoconcho por aplicación, cuando pagamos la factura de luz desde el celular, o cuando una madre en Santiago recibe una consulta médica virtual para su hijo sin tener que trasladarse kilómetros.
Aunque el uso de las redes sociales y plataformas de streaming domina la conversación, la tecnología en el país ha cobrado protagonismo en áreas más profundas: la educación a distancia, la banca digital, el comercio electrónico, la agricultura de precisión y la telemedicina.
Iniciativas como los Centros Tecnológicos Comunitarios (CTC), las plataformas del Ministerio de Educación y los cursos virtuales ofrecidos por universidades e institutos técnicos han abierto oportunidades de formación para miles de dominicanos que antes no tenían acceso a ellas.
Sin embargo, no todo es positivo. La brecha digital sigue siendo una realidad. En zonas rurales y sectores vulnerables del Gran Santo Domingo, muchas familias aún carecen de acceso a internet estable o de dispositivos adecuados. Este desfase crea una nueva forma de exclusión social: la tecnológica.
Los expertos coinciden en que, sin una estrategia nacional de inclusión digital, el país corre el riesgo de dejar atrás a los más pobres en la carrera hacia el desarrollo.
A pesar de los desafíos, hay razones para ser optimistas. Cada día surgen nuevos emprendedores tecnológicos, desarrolladores de software, diseñadores de videojuegos y creadores de contenido digital que ponen en alto el talento local. Algunos ya están exportando sus servicios, generando ingresos en dólares desde sus laptops en cualquier parte del país.
Programas como Dominicana Digital, StartLab y hackathons universitarios están impulsando una generación con visión global, habilidades tecnológicas y sentido de innovación.
La tecnología no es solo el futuro: es el presente. Pero su verdadero valor está en cómo mejora vidas, reduce distancias y genera oportunidades reales. En República Dominicana, ya no se trata solo de conectarse, sino de avanzar hacia un modelo de desarrollo en el que la tecnología esté al servicio de la gente, y no al revés.