
Por: Walddy Lina Polanco
Santo Domingo, República Dominicana.- En República Dominicana, hablar de salud mental aún es un tabú, y cuando se trata de niños y niñas, el silencio es mayor. El sistema educativo, las familias, y las políticas públicas enfrentan un reto urgente: garantizar el bienestar emocional y psicológico de la infancia, un derecho establecido en leyes nacionales e internacionales, pero aún desprotegido en la práctica.
“Mi hijo no quería ir a la escuela. Decía que le dolía la barriga, pero en el fondo estaba triste, ansioso, asustado. No supe verlo a tiempo”. El testimonio de Sandra Pérez, madre del niño,pone en evidencia una realidad silenciosa que afecta a miles de familias en el país: el deterioro de la salud mental infantil y la falta de atención oportuna.
Según datos del Ministerio de Salud Pública y organizaciones como UNICEF, más del 30% de los niños y adolescentes en República Dominicana presentan signos de ansiedad, estrés o depresión, muchos sin ser diagnosticados ni tratados.
Los detonantes son múltiples: violencia intrafamiliar, pobreza, presión académica, bullying, abandono emocional, migración de los padres, y más recientemente, los efectos post-pandemia.
“Los niños tienen emociones complejas, pero rara vez se les pregunta cómo se sienten”, señala la psicóloga clínica Amarilis Matos, especialista en infancia y adolescencia. “Muchas veces se interpreta su tristeza como desobediencia o rebeldía”.
El Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes (Ley 136-03) establece que todos los menores tienen derecho a la salud integral, lo que incluye la atención psicológica.
Pero el acceso es desigual. Mientras en centros privados los padres pueden pagar terapias y acompañamiento psicológico, en el sector público las unidades de salud mental infantil son mínimas y, en muchas zonas rurales, inexistentes.
“Hay provincias que no tienen un solo psicólogo infantil en hospitales públicos. Estamos dejando a los más vulnerables sin voz ni ayuda”, denuncia Rafael Santana, defensor de derechos humanos de la niñez
En el sistema educativo dominicano, la figura del psicólogo escolar sigue siendo limitada. De acuerdo con el Ministerio de Educación (MINERD), menos del 30% de las escuelas públicas cuentan con un orientador o profesional de la conducta, y la mayoría atiende a cientos de estudiantes sin recursos suficientes.
Camila, de 11 años, comenzó a aislarse y a mostrar señales de ansiedad tras sufrir acoso escolar. Su madre pidió ayuda, pero en su escuela no había psicólogo disponible.
“Me decían que era una etapa, que se le pasaría. No entendieron que estaba sufriendo”, explica con preocupación.
¿Cómo defender sus derechos emocionales?
Organizaciones como CONANI, Plan Internacional, World Vision RD y colectivos de salud mental han desarrollado campañas y programas para visibilizar la necesidad de atención psicológica en la infancia. Sin embargo, insisten en que el cambio debe ser estructural.
Entre las propuestas destacan:
- Aumentar la inversión pública en salud mental infantil.
- Formar más psicólogos escolares y distribuirlos en todo el territorio nacional.
- Capacitar a padres y maestros en inteligencia emocional y prevención.
- Establecer líneas de ayuda para niños y adolescentes.
- Crear campañas nacionales para combatir el estigma.
Un Testimonio positivo: “Mi hija pudo salir adelante gracias a la terapia”
Lorena Suero, madre soltera de La Romana, cuenta cómo su hija de 10 años logró superar una etapa de depresión con la ayuda de una fundación sin fines de lucro.
“Ella lloraba todo el tiempo, decía que no valía nada. Yo tampoco sabía qué hacer. En la fundación nos dieron terapia a las dos. Hoy mi hija sonríe, tiene amigos, y volvió a disfrutar su infancia. La salud mental salva vidas”.
La salud mental no puede seguir siendo un privilegio. En palabras de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, los Estados deben garantizar “el más alto nivel posible de salud” para cada niño. Esto incluye su estabilidad emocional, su autoestima, su bienestar.
Defender los derechos de la infancia en República Dominicana implica también proteger sus pensamientos, sus emociones y su derecho a vivir una niñez feliz.
Porque un niño sano mentalmente, es un futuro ciudadano con esperanza. Y la esperanza de un país, comienza en la infancia.