
Santo Domingo. – En la última década, el avance de la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una realidad que impacta casi todos los sectores: salud, educación, medios de comunicación, transporte, comercio y hasta el arte. La pregunta ya no es si la IA transformará el mundo, sino cómo y a qué ritmo lo está haciendo.
Desde asistentes virtuales hasta plataformas que crean imágenes, videos y textos en segundos, la IA ha comenzado a reemplazar tareas rutinarias, optimizar procesos y generar soluciones personalizadas. Sin embargo, este avance viene acompañado de un debate creciente: ¿qué pasará con los empleos tradicionales
Según un informe del Foro Económico Mundial, más de 80 millones de empleos a nivel global podrían ser desplazados por la automatización en los próximos cinco años, aunque se espera la creación de 90 millones de nuevos puestos relacionados con tecnología, datos y programación.
En República Dominicana, algunos sectores ya están empezando a vivir esta transformación. Empresas de call centers, servicios financieros y medios digitales están implementando soluciones basadas en IA para mejorar su productividad y reducir costos.
“Lo que antes tomaba días, ahora puede hacerse en minutos con inteligencia artificial. Pero eso también significa que muchos empleos se están redefiniendo”, explica Sergio Mota, ingeniero en sistemas y consultor en innovación tecnológica.
Frente a este panorama, expertos insisten en que la educación tecnológica es fundamental. Conocer sobre inteligencia artificial, programación, análisis de datos y ciberseguridad ya no es solo una ventaja, sino una necesidad para mantenerse competitivo en el mercado laboral actual.
El Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) ha comenzado a impulsar programas de capacitación en habilidades digitales, mientras que universidades privadas están incluyendo en sus mallas curriculares materias sobre ética de la IA y automatización de procesos.
Más que miedo, se necesita una actitud crítica y consciente. La IA es una herramienta, y como toda herramienta, su impacto dependerá del uso que se le dé. Puede ayudar a salvar vidas en medicina o ser usada para difundir desinformación. Por eso, regulaciones claras, transparencia en los algoritmos y formación ética serán esenciales para construir un futuro más justo.
En definitiva, la inteligencia artificial ya está entre nosotros. El reto ahora no es detenerla, sino prepararnos para convivir con ella, adaptarnos a los cambios y aprovechar sus beneficios de forma responsable.