
CRN Noticias RD | Santo Domingo. – En medio del bullicio cotidiano, de las redes llenas de sonrisas, de los “todo bien” que se dicen sin pensar, hay una sombra silenciosa que avanza sin hacer ruido: la depresión. No es pereza, ni drama, ni una etapa pasajera. Es una enfermedad real, dolorosa y cada vez más frecuente, que se está apoderando de una sociedad que muchas veces no sabe cómo mirar hacia adentro.
Vivimos en un tiempo donde se nos exige ser fuertes, productivos y felices las 24 horas del día, como si las emociones negativas no tuvieran lugar. Pero lo cierto es que la depresión afecta a millones de personas en el mundo, y la República Dominicana no es la excepción. Jóvenes, adultos, profesionales, madres solteras, estudiantes… nadie está exento de este mal que no siempre deja señales visibles.
Los expertos en salud mental han encendido las alarmas: la depresión está creciendo a niveles preocupantes, especialmente entre los adolescentes y jóvenes, donde la presión social, el bullying digital, la falta de vínculos reales y la inseguridad económica se convierten en detonantes silenciosos. Sin embargo, el estigma todavía pesa. Muchos prefieren callar antes que pedir ayuda, por miedo al rechazo, a ser juzgados o a parecer “débiles”.
Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cinco personas puede experimentar un trastorno depresivo a lo largo de su vida, y, tristemente, en los casos más severos, puede llevar al suicidio. La falta de atención adecuada, la escasa cobertura en salud mental y la desinformación agravan un problema que ya es una emergencia silenciosa.
La buena noticia es que la depresión tiene tratamiento. Terapias psicológicas, acompañamiento emocional, medicamentos y espacios seguros para hablar pueden hacer la diferencia. Pero para llegar allí, primero hay que romper el silencio.
Desde CRN Noticias RD, insistimos: hablar de salud mental no es debilidad, es valentía. Buscar ayuda no es rendirse, es dar el primer paso hacia la sanación. La depresión no se ve en una radiografía, pero puede doler tanto como una herida abierta. Por eso, si hoy sientes que no puedes más, detente, respira y busca apoyo. No estás solo.
Y si conoces a alguien que está luchando en silencio, acércate. Una conversación sincera puede salvar una vida.