
Por Walddy Polanco| CR News
En la era digital con solo un clic, un niño puede pasar de ver caricaturas educativas a ser expuesto a contenido violento, sexual o con lenguaje inapropiado. En la era digital, donde las pantallas se han convertido en parte del entorno cotidiano de las infancias, surge una preocupación urgente: la falta de control sobre los contenidos a los que acceden los menores.
El crecimiento del acceso a internet y redes sociales ha facilitado el aprendizaje y el entretenimiento infantil. Sin embargo, también ha abierto una puerta a riesgos que muchos padres y cuidadores no logran identificar a tiempo.
Luis Encarnación, padre de dos niños de 7 y 6 años, comparte su experiencia:
“Una tarde los dejé viendo videos de dibujos animados en la tablet, y al rato escuché una música rara. Cuando revisé, habían terminado en un canal con bromas de mal gusto, con palabras que nunca habían escuchado en casa. Me sorprendió lo fácil que fue para ellos llegar ahí, sin buscarlo. Desde ese día bloqueé varias aplicaciones y solo pueden usar la tablet con supervisión.”
Casos como el de Luis son cada vez más comunes y demuestran que, incluso con buenas intenciones, los riesgos digitales están siempre latentes.
La exposición temprana a contenidos no apropiados puede afectar el desarrollo emocional y psicológico de los niños. Estudios de UNICEF y la Asociación Americana de Pediatría han vinculado este tipo de contenido con ansiedad, conductas agresivas, trastornos del sueño y una distorsión de la percepción de la realidad.
“La mente infantil está en formación. Cuando consume imágenes violentas o sexuales sin el acompañamiento adecuado, se genera una estimulación que no saben procesar”, afirma la psicóloga infantil Laura Paredes.
Raúl Mejía, experto en ciberseguridad, advierte: “Muchos padres no saben cómo activar los controles parentales, ni entienden cómo funcionan los algoritmos. A eso se suma que los niños tienen acceso a dispositivos sin límites de tiempo ni filtros reales”.
La educadora María Teresa Aquino señala: “He visto cómo muchos niños llegan al aula con actitudes nuevas que claramente no provienen del hogar ni del entorno escolar. Algunos reproducen frases o juegos violentos que aprenden en YouTube o TikTok”.
¿Qué se puede hacer?
- Activar controles parentales en dispositivos y plataformas.
- Establecer horarios y tiempos de uso de pantallas.
- Acompañar el consumo digital con conversación y orientación.
- Optar por aplicaciones especializadas en contenido infantil con filtros adecuados.
- Educar a los niños sobre los riesgos y enseñarles a identificar contenido inapropiado.
La tecnología no es el enemigo. El verdadero reto está en acompañar a los niños, educar a los adultos y exigir más responsabilidad a las plataformas. Porque el derecho a una infancia segura también se extiende al mundo digital.