
Por Walddy Lina Polanco – CRN Noticias RD
Santo Domingo, 5 de junio de 2025
En un mundo cada vez más digitalizado, donde la inteligencia artificial y la automatización transforman a velocidad récord las dinámicas del trabajo, es urgente recordar que los resultados —los números— no lo son todo. La gestión del talento debe, más que nunca, tener una mirada holística: una que ponga al ser humano en el centro de la estrategia, que valore el bienestar, la motivación y la capacidad de adaptación por encima de la frialdad de las métricas.
Así lo plantearon recientemente Mercer Marsh Beneficios y Mercer durante el Congreso Nacional ADOARH 2025 con su llamado a repensar el desempeño humano. En lugar de seguir operando con sistemas de evaluación heredados de un modelo industrial, donde solo importa la eficiencia y el cumplimiento de tareas, necesitamos entender que el talento florece cuando hay propósito, salud mental, formación continua y confianza.
Las tendencias clave en la gestión del talento para este año lo confirman: las organizaciones que mejor se están adaptando son aquellas que combinan la tecnología con la sensibilidad humana, la equidad con la innovación, y la productividad con la empatía.
Sí, la productividad importa. Pero una productividad centrada en el ser humano, que valore a las personas por lo que aportan desde su esencia, su creatividad y su resiliencia. Implementar inteligencia artificial sin rediseñar los entornos laborales, sin cuidar la salud física y emocional de los equipos, es como comprar una nave de última generación sin capacitar a quien la pilotea.
El informe de Mercer es claro y preocupante: solo el 14 % de los empleados se sienten inspirados por sus evaluaciones, y apenas el 40 % sabe con claridad qué se espera de ellos. ¿Cómo medir entonces el rendimiento de una fuerza laboral que no se siente escuchada ni comprendida? ¿Qué tan sostenible puede ser una empresa que olvida que sus verdaderos motores son humanos, no máquinas?
Más alarmante aún es la caída drástica en la prioridad del bienestar dentro de las agendas de recursos humanos. ¿Cómo esperar resultados extraordinarios de personas agotadas, estresadas, y sin apoyo financiero o emocional? Hablar de productividad en 2025 exige mucho más que optimización: exige humanidad.
Hoy, gestionar talento es también construir culturas de confianza, impulsar la equidad y promover la adaptabilidad. Es prepararse para crisis, pero también para conversaciones. Es tener líderes que no solo exigen, sino que también escuchan, guían y acompañan.
Las empresas que liderarán el futuro serán aquellas que entiendan que las personas no son piezas reemplazables, sino seres complejos con ideas, miedos, pasiones y sueños. Y que no se trata de medir cuánto hacen, sino cómo se sienten mientras lo hacen.
El reto no es menor, pero la recompensa tampoco: colaboradores comprometidos, empresas resilientes y un mercado laboral donde el éxito no se mida solo en números, sino también en impacto humano.