
El patrimonio turístico olvidado de República Dominicana
Por CRN Noticias
Ubicada a menos de 30 minutos de la capital y bendecida por una de las playas más populares del país, Boca Chica alguna vez fue símbolo de turismo, vida y desarrollo. Sin embargo, hoy enfrenta una dolorosa realidad: calles a oscuras, abandono institucional, inseguridad creciente y el cierre progresivo de negocios que en otros tiempos acogían a miles de visitantes nacionales y extranjeros.
Boca Chica fue durante décadas uno de los destinos favoritos de la clase media dominicana y turistas extranjeros que buscaban sol, arena y cercanía con la capital. Hoteles, restaurantes, discotecas y comercios florecían frente al mar. Hoy, la historia es otra.
Muchos de los hoteles emblemáticos han cerrado sus puertas, entre ellos cadenas hoteleras que operaron por años, afectadas por el deterioro urbano, la falta de inversión y la percepción de inseguridad.
“Aquí venía gente de todas partes. Hoy, muchos prefieren irse a Juan Dolio o simplemente no volver. Las calles están sucias, no hay iluminación y la delincuencia se ha adueñado de la zona de noche”, comenta Luis Encarnación, dueño de un colmado que ha sobrevivido más de 20 años frente a la playa.
Uno de los principales reclamos de residentes y comerciantes es la falta de iluminación en las vías principales, desde la autopista Las Américas hasta las calles que rodean el parque central y la playa. El trayecto desde el aeropuerto Las Américas a Boca Chica, que debería ser una entrada acogedora, se ha convertido en una experiencia riesgosa durante las noches.
“A veces llegan turistas de noche y tienen que moverse en taxi con miedo. Aquí la luz se va constantemente, y nadie hace nada por reponer los bombillos en las calles. Es un abandono total”, denuncia Rosalba Medina, trabajadora hotelera.
Boca Chica no solo es playa. También alberga historia: desde la iglesia San Rafael hasta casas antiguas de estilo caribeño que forman parte del patrimonio urbano-cultural de la región. Hoy, muchas de estas estructuras están deterioradas, sin mantenimiento, con grafitis, techos colapsados y convertidas en refugio de indigentes o delincuentes.
¿Qué imagen le estamos dando al mundo cuando un turista camina por aquí y ve casas coloniales abandonadas, basura por doquier y ni una lámpara funcionando?, cuestiona el guía turístico Manuel Rivas.
El cierre de hoteles y restaurantes ha provocado una reducción en las fuentes de empleo, especialmente para jóvenes y mujeres de la zona. Comerciantes señalan que las ventas han bajado drásticamente en los últimos cinco años y que ya no hay apoyo municipal ni campañas de revalorización turística.
“Antes teníamos visitantes todos los fines de semana. Ahora vienen uno o dos buses escolares y se van rápido. No se quedan, no consumen”, afirma Julia Pérez, vendedora ambulante.
¿Y las autoridades?
Vecinos y empresarios locales aseguran que han enviado comunicaciones al ayuntamiento y al Ministerio de Turismo, sin obtener respuestas concretas. Mientras tanto, el deterioro avanza y Boca Chica se apaga lentamente, a pesar de tener todo el potencial para resurgir como un destino de valor histórico, gastronómico y cultural.
Desde CRN hacemos un llamado a las autoridades: no podemos permitir que Boca Chica siga muriendo lentamente por abandono estatal. Se requiere un plan integral de rescate que incluya:
- Reiluminación y patrullaje policial permanente
- Plan de restauración del patrimonio arquitectónico
- Incentivos para reactivar hoteles y comercios
- Campañas de promoción interna y externa
Boca Chica aún puede renacer. Tiene historia, playa, acceso vial privilegiado y un pueblo trabajador dispuesto a levantar la zona. Pero necesita que el Estado vuelva a mirar hacia ella. Porque cuando olvidamos nuestros destinos turísticos históricos, no solo perdemos dinero: perdemos identidad.
📍 Publicado por CRN Noticias | Mayo 2025