
En tiempos donde la confianza en las instituciones públicas es constantemente puesta a prueba, la Alcaldía de Santo Domingo Norte (ASDN) ha dado un paso firme hacia la recuperación de ese vínculo tan esencial entre gobierno local y ciudadanía. Con el inicio de la segunda etapa del pago de prestaciones laborales, la administración encabezada por la alcaldesa Betty Gerónimo no solo está cumpliendo una obligación legal, sino también un compromiso moral con quienes entregaron años de su vida al servicio municipal.
El monto que se está desembolsando —más de RD$18 millones de pesos— representa más que una simple cifra presupuestaria. Para los más de 500 exempleados que serán beneficiados, este dinero significa estabilidad, dignidad y el cierre de un ciclo muchas veces marcado por la incertidumbre y el olvido. Son historias de padres y madres de familia, de servidores públicos que durante años esperaron una respuesta y hoy, finalmente, la reciben.
Lo admirable de este proceso es su carácter ordenado, transparente y progresivo. Desde mayo se viene realizando una validación rigurosa, por orden alfabético, para garantizar que cada pago sea justo y legítimo. Ya en una primera etapa se entregaron más de RD$6 millones de pesos a 150 personas, sumando un total que superará los RD$47 millones de pesos al concluirse el proceso completo. Esto no es casualidad; es resultado de una visión de gestión que prioriza los derechos humanos y la legalidad administrativa.
La decisión de saldar una deuda que data desde 2006 es una señal poderosa: esta gestión no está dispuesta a cargar con los pasivos del pasado sin enfrentarlos de frente. En un país donde muchas veces los servidores públicos son descartados sin consecuencias ni compensación, lo que está ocurriendo en Santo Domingo Norte es digno de replicarse. No solo es un acto de justicia, también es una apuesta por la institucionalidad y la memoria laboral.
La alcaldesa Betty Gerónimo ha demostrado que gobernar no es solo inaugurar obras o cortar cintas; también es reconocer derechos, cerrar heridas y gestionar con empatía. Que esta iniciativa sirva de ejemplo para otros municipios del país que aún mantienen deudas históricas con sus extrabajadores. Porque en una verdadera democracia, no hay mejor política que la que honra al ser humano.