
Por Walddy Lina Polanco
Han pasado ocho semanas desde aquella madrugada que marcó un antes y un después en la vida de decenas de familias dominicanas. La tragedia del Jet Set, ocurrida el pasado 8 de abril, dejó heridas abiertas que aún supuran en el alma colectiva de un país que exige justicia, verdad y responsabilidad.
Han sido dos meses de dolor, de preguntas sin respuestas y de un silencio institucional que se vuelve más ensordecedor con cada día que pasa. Lo que para muchos fue una noticia pasajera en los titulares, para otros se convirtió en la amarga realidad de perder a un hijo, una hija, una hermana, un amigo.
Hoy, a dos meses de este hecho que aún conmociona al país, la hija menor del merenguero Rubby Pérez, Ana Beatriz Pérez y posteriormente Melba Grullón, madre de Alexandra Grullon, Hoy rompieron el silencio y alzaron su voz en la red social Instagram. En su mensaje, tan honesto como desgarrador, exigió que se identifiquen los responsables de lo ocurrido esa noche tan trágica que dejó cientos de personas fallecidas
“El tiempo pasa y es inevitable que vayan llegando los aniversarios”, escribió, haciendo referencia a la ausencia de su hija menor Alexandra Grullón, una de las víctimas de la tragedia.
Pero Melba no solo recordó el trágico accidente del colapso de la discoteca jet set, sino que también anunció el nacimiento de una hermosa iniciativa: el Fondo Académico Cultural Alexandra Grullón, creado para honrar la memoria de su hija menor a través de la educación y la cultura. Un legado que nace del dolor, pero que apuesta a la esperanza y a la transformación social.
Este acto de amor y resistencia nos recuerda que las víctimas no deben ser olvidadas, ni sus familias ignoradas. El pueblo dominicano merece explicaciones. Las autoridades deben hablar con claridad, dar seguimiento, rendir cuentas. No podemos aceptar que la vida de tantas personas se pierda sin consecuencias.
El dolor de quienes aún lloran a sus muertos no se apaga con el paso del tiempo, y mientras no haya justicia, no podrá haber verdadero consuelo. La memoria de Alexandra Grullón y de todos los que perdieron la vida esa noche nos obliga a no callar.
Como periodista, como mujer, como madre, me uno al clamor de esas familias. Porque prevenir futuras tragedias también comienza con asumir las del pasado.
La justicia tarda, sí. Pero no debe faltar.